Mi nombre es Camila, tengo 20 años, y me uní al club de robótica UCER a finales del año 2013 a través de un taller que nos brindó la fundación a mi generación de primeros años del liceo. Me uní por curiosidad ya que mis gustos en ese momento iban más por la rama de la medicina, cosa que años más tarde, y con la ayuda del camino que me abrió el club, cambió por completo. Terminé inscribiéndome en la Facultad de Ingeniería en 2019, a la carrera de Ingeniería Eléctrica con planes de especializarme en Robótica. Gracias a las experiencias que viví con UCER pude despertar un gusto que quizá no conocía si no me hubiera animado a formar parte del equipo. Al día de hoy colecciono unos muy lindos momentos como competencias en el Sumo UY, charlas, encuentros, muestras, entrevistas, presentaciones y, sobre todo, la posibilidad de haber formado parte de un club que no sólo me brindó de manera gratuita la entrada a un campo que idealizaba y desconocía totalmente, sino que también me ayudó a conocer personas que, a su manera, me guiaron y marcaron. Siempre agradecida con la Fundación Cienarte y con el mejor recuerdo de haber sido premiada como UCER 2018.

Desde que estoy en UCER, he visto gurises superar sus miedos, emprender desafíos y sobre todo descubrir en ellos nuevas competencias que no sabían serían capaces de cometer. A lo largo del año, en UCER participamos de eventos de robótica que organizan distintas instituciones como Inau, Imm, Ceibal, entre otras. En esos eventos, los participantes del club de robótica, exponen sus desafíos con entusiasmo. En Julio de 2019 participamos de un evento organizado por la Imm con motivo del “día del niño”. En un espacio especialmente diseñado para la ocasión, los participantes del club con mucha dedicación, no sólo expusieron sus desafíos, sino que también, enseñaron a los niños el funcionamiento de los “robots”, desde las partes de un robot hasta cómo programarlos para que ellos mismos pudieran hacerlo funcionar. Esta experiencia fue muy satisfactoria tanto para los gurises como para los docentes que pudieron ver el fruto del esfuerzo y dedicación.

Hola, yo soy Julieta, integrante del conjunto orquestal de la Escuela de Tango Destaoriya, de la Fundación Cienarte. Este es mi segundo año participando en la orquesta, tocando trompeta, y mi experiencia con un instrumento que quizá se lo conoce como un poco ajeno a lo que es el Tango, ha sido genial. Entre profesores y compañeros hemos creado arreglos que permiten mi participación y, a su vez, he encontrado un gran campo de estudio de lo que puede llegar a ser y transmitir la trompeta dentro del Tango. Los invito a todos a investigar un poco más sobre la escuela, apoyarme a mi, a todos los compañeros, que junto a los profesores y los directivos, creamos y difundimos la importancia de la cultura del Tango.

Mi nombre es Agustín Domizain y soy estudiante de interpretación del Tango en guitarra, de la Escuela Destaoriya, alumno del compositor, arreglador, intérprete e instrumentista Toto Méndez. Para mí la escuela es una oportunidad única que tenemos los jóvenes del país, para poder, sin costo alguno, interiorizarnos y profundizar en las raíces musicales de nuestra tradición uruguaya, y la verdad es que me encuentro muy agradecido